- Los inversores deberán navegar unas perspectivas económicas inestables y un mayor riesgo de volatilidad en 2024.
- El crecimiento global se desacelerará, impulsado por la ralentización de las economías desarrolladas y una leve recesión en EE. UU. en el primer semestre. El diferencial de crecimiento entre los mercados emergentes y los desarrollados alcanzará su nivel más alto en cinco años. India crecerá más rápido que China.
- Se espera una inflexión de la política monetaria, con recortes de tipos de la FED hacia finales del primer semestre. La política fiscal será menos expansiva en los mercados desarrollados, en medio de un elevado endeudamiento y seguirá orientada a la transición energética.
- Los inversores deberían enfocarse en la deuda soberana, el crédito de calidad y la deuda de los mercados emergentes en divisa fuerte a principios de año. El “pivote” de la FED debería apoyar a los activos de riesgo, beneficiándose la renta variable asiática.
Amundi prevé unas perspectivas fragmentadas en 2024, con un crecimiento global que se debilitará gradualmente, mientras que la inflación debería moderarse, aunque se mantendrá por encima de los objetivos de los bancos centrales hasta finales de año. Suponiendo que la crisis de Oriente Medio se mantenga contenida, este debilitamiento de las perspectivas económicas globales se verá impulsado principalmente por una ralentización en los mercados desarrollados. Prevemos un crecimiento del PIB global en 2024 del 2,5%, con un crecimiento medio en los mercados desarrollados del 0,7%, frente al 3,6% de los mercados emergentes.
Para 2025, prevemos un crecimiento del PIB real global, de mercados desarrollados y de mercados emergentes del 2,7%, 1,5% y 3,6%, respectivamente.
Según Vincent Mortier, director de Inversiones del Grupo Amundi: "La inversión en 2024 debería enfocarse en bonos soberanos y corporativos de calidad, y en la búsqueda de crecimiento a través de renta variable asiática, ya que esta región debería beneficiarse de unas perspectivas económicas mejores que las demás. Los inversores también deberían buscar oportunidades a través de compañías posicionadas en temáticas prometedores a largo plazo, como la transición energética o las relocalizaciones de cadenas de suministro. No obstante, los inversores tendrán que esperar hasta la segunda mitad del año para considerar la renta variable europea”.
Monica Defend, directora del Amundi Investment Institute, añade :"Los cambios de tendencia en el crecimiento, la inflación y la política monetaria deberían generar oportunidades para que los inversores puedan añadir activos de riesgo durante el año".
Según Víctor de la Morena, director de Inversiones de Amundi Iberia: "2024 se plantea como un año repleto de retos en el escenario macroecómico; lo que va a exigir una asignación dinámica de activos con la renta fija como protagonista, la búsqueda de resiliencia en renta variable, oportunidades selectivas en emergentes y la transición energética como tema estructural”.
ESCENARIO CENTRAL: CRECIMIENTO RALENTIZADO Y FRAGMENTADO
El diferencial de crecimiento entre mercados desarrollados y emergentes debería alcanzar su nivel más alto en cinco años. EE. UU. se enfrentará a una leve recesión en el primer semestre de 2024, mientras que el crecimiento de la Eurozona seguirá siendo ligeramente positivo y Japón debería moderarse en cierta medida. Los mercados emergentes siguen siendo más resilientes pero muestran una mayor fragmentación, destacando el caso de Asia como clara beneficiaria de los flujos de inversión.
Estados Unidos – Prevemos que EE. UU. sufrirá una leve recesión en el primer semestre de 2024, a medida que el endurecimiento de las condiciones financieras empiece a afectar a consumidores y compañías. En el segundo semestre, el crecimiento debería estabilizarse por debajo del potencial y la inflación acercarse al objetivo. Nuestra previsión es un crecimiento del 0,6% en 2024 y del 1,6% en 2025.
Europa – El crecimiento en la Eurozona debería mantenerse bajo, con una dinámica desigual entre países, a medida que la política fiscal se vuelve más restrictiva, además de la ya restrictiva política monetaria. Esperamos que tanto la Eurozona como el Reino Unido crezcan un 0,5% en 2024, y un 1,2% y un 1,3% en 2025, respectivamente.
- Los mercados emergentes se encaminan hacia una desaceleración cíclica en un contexto de debilidad de la demanda mundial. En China, el estímulo fiscal adicional no invertirá la tendencia hacia un menor crecimiento (3,9% en 2024 y 3,4% en 2025). La India emerge como una nueva potencia que ofrece perspectivas económicas prometedoras en un contexto de fuerte demanda interna e inversiones (6,0% de crecimiento en 2024 y 5,2% en 2025). Por último, los países situados en el centro de nuevas rutas de cadenas de suministro en Asia o ricos en recursos naturales en América Latina deberían obtener mejores resultados.
BANCOS CENTRALES: EVALUANDO EL MOMENTO PARA UN GIRO “DOVISH”
- Con una demanda más débil, la inflación debería converger hacia los objetivos de los Bancos Centrales a finales de 2024. Persisten los riesgos de una inflación más alta en una época de transición energética desordenada y de realineamiento mundial, que podrían provocar un aumento de los precios de la energía y los alimentos. Estos riesgos podrían detener o invertir el proceso en curso.
- Esperamos que los Bancos Centrales de mercados desarrollados mantengan una pausa “hawkish” durante el primer semestre, hasta que la inflación parezca más controlada. La inflación en EE. UU. influirá en la respuesta de la FED, determinando así la profundidad de la recesión. Esperamos que la FED y el BCE bajen los tipos de interés un total de 150 y 125 puntos básicos respectivamente en 2024. En los mercados emergentes, la desinflación continúa y los Bancos Centrales tienen cierto margen para recortar tipos, pero poco margen de error para volver a anclar la inflación.
IMPLICACIONES DE INVERSIÓN: ASIGNACIÓN DINÁMICA DE ACTIVOS ANTE CAMBIOS DE TENDENCIAS
En 2024, los inversores tendrán que navegar por unas perspectivas económicas fragmentadas. La gran disparidad de las valoraciones y el agotamiento del exceso de liquidez provocarán una mayor volatilidad en los mercados de renta variable. El menor crecimiento y la inflación pueden favorecer la vuelta a una correlación negativa entre renta fija y variable, lo que supone una buena noticia para la diversificación y las carteras multi-activo. Los activos reales y alternativos (como los hedge funds macro y de renta fija) pueden contribuir aún más a la diversificación tradicional. El oro puede ofrecer protección frente al riesgo geopolítico y algunas materias primas pueden servir de cobertura frente a la inflación.
La renta fija es clave en un contexto de tipos en máximos – Los bonos de calidad (soberanos o corporativos) son la clase de activos preferida al inicio de 2024. Aumentar gradualmente la duración y centrarse en el crédito investment grade, deuda de mercados emergentes en divisa fuerte y el high yield euro a corto plazo. Añadir más deuda de mercados emergentes en divisa local cuando la Reserva Federal empiece a recortar tipos y el dólar estadounidense se debilite. El high yield estadounidense puede verse presionado por los elevados costes de refinanciación en el primer semestre y podría recuperarse cuando las condiciones financieras se relajen en el segundo semestre.
Resiliencia en la renta variable – Entrando en 2024, mantenerse defensivos y centrados en la sostenibilidad de los dividendos, la calidad y la baja volatilidad. Favorecer el value en EE. UU. y Japón. Cuando la FED empiece a recortar tipos, enfocarse hacia mercados y sectores más cíclicos, como Europa, los mercados emergentes y las pequeñas capitalizaciones. Los temas a seguir en renta variable serán la transición energética, la atención sanitaria y la inteligencia artificial.
Los mercados emergentes son un motor clave del rendimiento – A principios de año, preferencia por la renta fija en divisa fuerte, y luego añadir deuda en divisa local cuando llegue el pivote de la FED. La renta variable emergente debería aprovecharse de un repunte de los beneficios, especialmente en Asia. A lo largo del año, hay que fijarse en las historias a largo plazo (India) y de “nearshoring” o relocalización, así como en los ganadores de la transición energética (exportadores de materias primas como Brasil) y los avances tecnológicos (China).
La gestión de divisas será un factor clave en 2024, dadas las expectativas de un dólar estadounidense más débil
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